59) Señor, dame paciencia.

– ¡El que sigue!

¡Al fin era su turno! Después de haber pasado la última hora y media en la oficina de recaudación, al fin era su turno. Se acercó de buena gana a la ventanilla.

– Buenas tardes, señor. Vengo a…

– ¿Qué trámite viene a hacer? – Con tono grosero le cortó el hombre detrás del escritorio, de unos 50 años y mal encarado. Él respiró profundo y continuó.

– Cambio de placas – le dijo al tiempo que comenzaba a sacar los documentos del folder, – Aquí están mis documentos y…

– ¿Y sus placas anteriores? – Le volvió a cortar con tono grosero mientras le dirigía una mirada prepotente, entonces comenzó a tundirlo con reprimendas. – Es trámite extemporáneo. Se les dió mucho tiempo para que lo hicieran. ¿ Por qué no vino antes? ¡Ustedes no entienden! Además, ¿ya vio la hora? Yo salgo a las 4 y usted a penas viene a hacer su trámite. ¡Todo a la mera hora!

Lo miraba fijamente, mientras su cara comenzaba a contorsionarse – ¡Ja! ¡De no creer! ¡Cree que no se que es extemporáneo! Si yo no me doy cuenta ¡LE ASEGURO QUE MI ESTADO DE CUENTA SÍ! – Y mis placas anteriores. – Dijo, forzando una sonrisa y colocando los trozos de metal en el escritorio con deseos de lanzárselos como si fueran shirukens y terminar con el suplicio de ambos.

El hombre revisó los documentos, le aventó la ficha de pago y llamó al siguiente. Podía sentir como le subía la sangre a las orejas. Tomó el papel y fue a pagar. A su regreso sus documentos le fueron aventados nuevamente.

– ¡Listo! A ver si la próxima vez viene más temprano y hace su trámite en tiempo.- Tomó aire, tomó sus cosas y se dio la vuelta sin siquiera dar las gracias. – ¡Y grosero! ¡Todavía con esa! – Le escuchó decir.

Author: María Pérez

Cuando era niña alguna vez soñé con convertirme en una gran escritora. Tengo muchas historias, pero todas pasan en mi cabeza. Ahora trato de dar el siguiente paso y comenzar a compartirlas.

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